Quería hacer un comentario sobre el libro recomendado del mes pero consideré mejor publicar el prólogo a dicho libro que fue escrito por alguién más inteligente que yo y que casi todo el resto.
Aquí va el "Prólogo" a La invención de Morel[1] escrito por Jorge Luis Borges, a ver si lo leen.
Stevenson, hacia I882, anotó que los lectores británicos desdeñaban un poco las peripecias y opinaban que era muy hábil redactar una novela sin argumento, o de argumento infinitesimal, atrofiado. José Ortega y Gasset -La deshumanización del arte, I925- trata de razonar el desdén anotado por Stevenson y estatuye en la página 96, que "es muy difícil que hoy quepa inventar una aventura capaz de interesar a nuestra sensibilidad superior", y en la 97, que esa invenaión "es prácticamente imposible". En otras páginas, en casi todas las otras páginas, aboga por la novela "psicológica" y opina que el placer de las aventuras es inexistente o pueril. Tal es, sin duda, el común parecer de 1882, de I925 y aún de I940. Algunos escritores (entre los que me place contar a Adolfo Bioy Casares) creen razonable disentir. Resumiré, aquí, los motivos de ese disentimiento.
El primero (cuyo aire de paradoja no quiero destacar ni atenuar) es el intrinseco rigor de la novela de peripecias. La novela característica, "psicológica", propendea ser informe. Los rusos y los discípulos de los rusos han demostrado hasta el hastío que nadie es imposible: suicidas por felicidad, asesinos por benevolencia, personas que se adoran hasta el punto de separarse para siempre, delatores por fervor o por humildad... Esa libertad plena acaba por equivaler al pleno desorden. Por otra parte, la novela "psicológica" quiere ser también novela "realista": prefiere que olvidemos su carácter de artificio verbal y hace de toda vana precisión (o de toda lánguida vaguedad) un nuevo toque verosímil. Hay páginas, hay capítulos de Marcel Proust que son inaceptables como invenciones: a los que, sin saberlo, nos resignamos como a lo insípido y ocioso de cada día. La novela de aventuras, en cambio, no se propone como una transcripción de la realidad: es un objeto artificial que no sufre ninguna parte injustificada. El temor de incurrir en la mera variedad sucesiva del Asno de Oro, de los siete viajes de Simbad o del Quijote, le impone un riguroso argumento.
He alegado un motivo de orden intelectual; hay otros de carácter empírico. Todos tristemente murmuran que nuestro siglo no es capaz de tejer tramas interesantes; nadie se atreve a comprobar que si alguna primacia tiene este siglo sobre los anteriores, esa primacía es la de las tramas. Stevenson es más apasionado, más diverso, más lúcido, quizá más digno de nuestra absoluta amistad que Chesterton; pero los argumentos que gobierna son inferiores. De Quincey, en noches de minucioso terror, se hundió en el corazón de laberintos , pero no amonedó su impresión de unutterable and self-repeating infinities en fábulas comparables a las de Kafka. Anota con justicia Ortega y Gasset que la "psicología" de Balzac no nos satisface; lo mismo cabe anotar de sus argumentos. A Shakespeare, a Cervantes, les agrada la antinómica idea de una muchacha que, sin disminución de hermosura, logra pasar por hombre; ese móvil no funciona con nosotros. Me creo libre de toda superstición de modernidad, de cualquier ilusión de que ayer difere íntimamente de hoy o diferirá de mañana; pero considero que ninguna otra época posee novelas de tan admirable argumento como The turn of the screw, como Der Prozess, como Le Voyageur sur la terre, como ésta que ha logrado, en Buenos Aires, Adolfo Bioy Casares.
Las ficciones de índole policialotro género típico de este siglo que no puede inventar argumentosrefieren hechos misteriosos que luego justifica e ilustra un hecho razonable; Adolfo Bioy Casares, en estas páginas, resuelve con felicidad un problema acaso más dificil. Despliega una Odisea de prodigios que no parecen admitir otra clave que la alucinación o que el símbolo, y plenamente los descifra mediante un solo postulado fantástico pero no sobrenatural. El temor de incurrir en prematuras o parciales revelaciones me prohíbe el examen del argumento y de las muchas delicadas sabidurías de la ejecución. Básteme declarar que Bioy renaueva literariamente un concepto que San Agustín y Orígenes refutaron, que Louis Auguste Blanqui razonó y que dijo con música memorable Dante Gabriel Rossetti:
I have been here before,
But when or how I cannot tell:
I know the grass beyond the door,
The sweet keen smell,
The sighing sound, the lights around the shore...
En español, son infrecuentes y aún rarisimas las obras de imaginación razonada. Los clásicos ejercieron la alegoría, las exageraciones de la sátira y, alguna vez, la mera incoherencia verbal; de fechas recientes no recuerdo sino algún cuento de Las fuerzas extrañas y alguno de Santiago Dabove: olvidado con injusticia. La invención de Morel (cuyo título alude filialmente a otro inventor isleño, a Moreau) traslada a nuestras tierras y a nuestro idioma un género nuevo.
He discutido con su autor los pormenores de su trama, la he releido; no me parece una imprecisión o una hipérbole calificarla de perfecta.
[1] Bioy Casares, Adolfo; La invención de Morel; Alianza; Madrid; 1991.
viernes, 15 de agosto de 2008
jueves, 24 de julio de 2008
¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?
En realidad la discusión sobre el primerazgo del par huevo-gallina es totalmente banal ya que supondría al menos Cuatro hipótesis sin las cuales la pregunta solo sería banal e impertinente.
1) La posibilidad de generar una lista con un orden basado en la anterioridad, posterioridad y simultaneidad temporal de los dos objetos en cuestión (caso particular) o de cualquier cosa del mundo sensible o intelectual (caso general). Esto conllevaría al menos tres cuestiones de difícil aceptación:
1.1) Que los números tienen efectivamente existenca ontológica, es decir, que existen en el mundo real (sea este lo que sea sí es que es) por si solos, que no son una abstracción (si es que las abstracciones son posibles) creada por la mente humana.
1.2) El carácter lineal del tiempo, solo con un tiempo lineal se puede determinas la anterioridad o posterioridad de los sucesos o fenómenos. Esto implicaría por lo menos dos críticas:
1.2.1) Que el tiempo va hacia delante (lo que nosotros consideramos adelante) y no que primero morimos para después nacer pues en este caso aventurar una opinión sobre que fue primero de los dos asuntos en cuestión sería hacer futurología.
1.2.2) El carácter lineal del tiempo fue negado por algunos sofistas griegos, algunos gnósticos antiguos, algunos teólogos medievales, Nietzche y todos sus seguidores
1.3) La propia existencia del tiempo, existencia del tiempo que fue negada por Jorge Luis Borges con máximo rigor lógico[1].
2) La existencia del huevo como cosa-en-sí (Kant). La aceptación de esta premisa implicaría también el siguiente enunciado:
2.1) Existen las cosas-en-sí.
3) La existencia de la gallina como cosa-en-sí (Kant). La aceptación de esta premisa implicaría también el siguiente enunciado:
3.1) Existen las cosas-en-sí.
4) La existencia de algún tipo de relación entre el huevo (guebo según ciertos autores) y la gallina (chicken según el que hizo los subtítulos de Aparte lo cual sería un argumento para aquellos que dicen que el pollo -según romano el chicken- Olivera es gallina), sea esta relación de causalidad, de bicondicionalidad, de oposición o de cualquier otra. Critico esta hipótesis por simplista, positivista y arbitraria ya que no existe una sola prueba realmente irrefutable que demuestre esta relación, en todo caso podríamos aceptar una explicación por la contigüidad espacio temporal de uno y otro de los elementos del par, pero esta justificación tendría al menos dos críticas:
2.1) Significaría aceptar los enunciados de una persona proveniente del campo o zona semirural o peor aún, de un citadino que estuvo dos semanas en la chacra del tío (esta crítica podría ser refutable por el carácter contingente de la afirmación de la que parte).
2.2) Sería una relación indexical o de mera contigüidad, lo cual transformaría a este argumento en un sofisma (falacia) ya que tomaríamos como argumento un recurso retórico (en este caso una metonimia), sería más o menos como decir que entre un libro de Juceca que me compré la semana pasada en la feria de Tristán Narvaja y el edificio de la facultad de psicología (sicología según algunos, loquería según otros, una cosa ahí según los más) existe una relación forzosa (Este es una argumento digno de Platón).
A ver si de ahora en más nos dejamos de hacer preguntas estúpidas.
[1] Borges, Jorge Luis; “Nueva refutación del tiempo” en Otras Inquisiciones; Emecé; Buenos Aires; 1968.
1) La posibilidad de generar una lista con un orden basado en la anterioridad, posterioridad y simultaneidad temporal de los dos objetos en cuestión (caso particular) o de cualquier cosa del mundo sensible o intelectual (caso general). Esto conllevaría al menos tres cuestiones de difícil aceptación:
1.1) Que los números tienen efectivamente existenca ontológica, es decir, que existen en el mundo real (sea este lo que sea sí es que es) por si solos, que no son una abstracción (si es que las abstracciones son posibles) creada por la mente humana.
1.2) El carácter lineal del tiempo, solo con un tiempo lineal se puede determinas la anterioridad o posterioridad de los sucesos o fenómenos. Esto implicaría por lo menos dos críticas:
1.2.1) Que el tiempo va hacia delante (lo que nosotros consideramos adelante) y no que primero morimos para después nacer pues en este caso aventurar una opinión sobre que fue primero de los dos asuntos en cuestión sería hacer futurología.
1.2.2) El carácter lineal del tiempo fue negado por algunos sofistas griegos, algunos gnósticos antiguos, algunos teólogos medievales, Nietzche y todos sus seguidores
1.3) La propia existencia del tiempo, existencia del tiempo que fue negada por Jorge Luis Borges con máximo rigor lógico[1].
2) La existencia del huevo como cosa-en-sí (Kant). La aceptación de esta premisa implicaría también el siguiente enunciado:
2.1) Existen las cosas-en-sí.
3) La existencia de la gallina como cosa-en-sí (Kant). La aceptación de esta premisa implicaría también el siguiente enunciado:
3.1) Existen las cosas-en-sí.
4) La existencia de algún tipo de relación entre el huevo (guebo según ciertos autores) y la gallina (chicken según el que hizo los subtítulos de Aparte lo cual sería un argumento para aquellos que dicen que el pollo -según romano el chicken- Olivera es gallina), sea esta relación de causalidad, de bicondicionalidad, de oposición o de cualquier otra. Critico esta hipótesis por simplista, positivista y arbitraria ya que no existe una sola prueba realmente irrefutable que demuestre esta relación, en todo caso podríamos aceptar una explicación por la contigüidad espacio temporal de uno y otro de los elementos del par, pero esta justificación tendría al menos dos críticas:
2.1) Significaría aceptar los enunciados de una persona proveniente del campo o zona semirural o peor aún, de un citadino que estuvo dos semanas en la chacra del tío (esta crítica podría ser refutable por el carácter contingente de la afirmación de la que parte).
2.2) Sería una relación indexical o de mera contigüidad, lo cual transformaría a este argumento en un sofisma (falacia) ya que tomaríamos como argumento un recurso retórico (en este caso una metonimia), sería más o menos como decir que entre un libro de Juceca que me compré la semana pasada en la feria de Tristán Narvaja y el edificio de la facultad de psicología (sicología según algunos, loquería según otros, una cosa ahí según los más) existe una relación forzosa (Este es una argumento digno de Platón).
A ver si de ahora en más nos dejamos de hacer preguntas estúpidas.
[1] Borges, Jorge Luis; “Nueva refutación del tiempo” en Otras Inquisiciones; Emecé; Buenos Aires; 1968.
viernes, 18 de julio de 2008
Los dados de Dios
Hace ya unos cuantos años, Albert Einstein (que algo debería saber) esgrimió una frase para defender a su teoría de la relatividad (de corte claramente determinista) de los ataques de algunos físicos contemporáneos adheridos a la teoría cuántica de Max Planck (claramente indeterminista), la frase que esgrimió fue; “Dios no juega a los dados con el universo.” Esta frase es recordada aún hoy pero las replicas no han corrido con la misma suerte siendo tal vez más virtuosas y verosímiles (gracias Popper). Niels Bohr (que también debería saber algo) contestó: “Einstein, deje de decirle a Dios lo que tiene que hacer con sus dados.” Esta controversia entre deterministas e indeterministas no es para nada menor sino que es tal vez la discusión más importante del siglo que pasó no solo en términos de ciencias físicas sino también en términos de filosofía. Veamos de qué se trata.
Durante miles de años, las sociedades humanas consideraban que el universo estaba librado al antojo de los dioses o supeditado al inviolable destino. Este pensamiento fue norma incluso durante los pocos periodos de espíritu científico o tecnológico que hubo entre la antigüedad y la edad media. Pero la modernidad no solo trajo burgueses protestantes o agnósticos imponiendo sistemas liberales sino también burgueses racionalistas imponiendo el positivismo. El positivismo era una doctrina (supuestamente racional) que impuso la idea del progreso científico como una forma de acercarse cada vez más a la verdad científica, tanto que Pierre Simon Laplace hizo una de las compadreadas más grandes de la historia de la ciencia cuando dijo que si en un instante determinado conociéramos las posiciones y velocidades de todas las partículas en el Universo, podríamos calcular su comportamiento en cualquier otro momento del pasado o del futuro
La compadreada de Laplace era verosímil pues en su tiempo ni las teorías físico-químicas ni los elementos de medición eran tan avanzados como para ver que había procesos que no cumplían con las herramientas de la época y de hecho fue no solo aceptada sino considerada como gran verdad.
No fue sino hasta el principio del siglo XX con la teoría cuántica que esta compadreada empezó a aparecer como tal. Fue entonces que las dos teorías más importantes de la física de la época (cuántica y relatividad) entraron en conflicto por la cuestión de la determinación, discusión que llevó casi todo el siglo y que encontró su punto más interesante justo cuando el problema del relativismo en el pensamiento llegó a las ciencias sociales.
En 1927, poco después de las primeras discusiones, el alemán Werner Heisenberg postuló su principio de incertidumbre según el cual toda medición de las magnitudes de una fracción del universo altera a esta fracción del universo haciendo que la medición sea errónea en sí misma (sin importar las herramientas utilizadas) lo que haría anularía la infalibilidad de la ciencia.
En 1930, el lógico matemático Kart Gödel formuló sus dos teoremas de la incompletitud que básicamente enuncian que en todo sistema matemático consistente[1] lo suficientemente fuerte para definir los números naturales se puede construir una afirmación tal que no se la pueda demostrar ni refutar (primer teorema) y que ningún sistema consistente pude demostrarse a sí mismo (segundo teorema). Estos dos teoremas minaron no solo las pretensiones de la matemática de erigirse como una forma de pensamiento autolegítimada y matriz disciplinaria[2] de las demás ciencias formales sino que sobre todo derrumbaron el modo de pensar analítico (clave del pensamiento racional).
Bastante tiempo después de las controversias primigenias y de los teoremas de Gödel, la física finalmente encontró una teoría que se aproximaba a una teoría general (la teoría de la relatividad y la teoría cuántica trabajaban sobre áreas diferentes), la teoría de cuerdas propuesta inicialmente por Jöel Scherk y John Schwuarz en 1974 modificada en 1984 por la teoría de supercuerdas y luego por la actual teoría-M de Edgard Witten (de 1995). La teoría de cuerdas no solo unifica las cuatro fuerzas fundamentales de la física (fuerza fuerte, fuerza débil, electromagnetismo y gravitación) sino que destrona a las teorías de la relatividad particular y general y acepta la incertidumbre.
Esto es solo un acercamiento al tema pero prometo más y para terminar cito la respuesta que le hizo Stephen Hawking a la frase de Einstein con la que arrancamos: “Dios no sólo juega a los dados con el Universo; sino que a veces los arroja donde no podemos verlos.”
[1] Un sistema matemático (o grupo de axiomas) es consistente si a partir de sus axiomas no puede deducirse simultáneamente una proposición y su negación (p y –p)
[2] Esta es una de las definiciones de paradigma que hace Thomas Kuhn en Kuhn, Thomas; La estructura de las revoluciones científicos; Fondo de Cultura Económica; México D.F.; 2002.
Durante miles de años, las sociedades humanas consideraban que el universo estaba librado al antojo de los dioses o supeditado al inviolable destino. Este pensamiento fue norma incluso durante los pocos periodos de espíritu científico o tecnológico que hubo entre la antigüedad y la edad media. Pero la modernidad no solo trajo burgueses protestantes o agnósticos imponiendo sistemas liberales sino también burgueses racionalistas imponiendo el positivismo. El positivismo era una doctrina (supuestamente racional) que impuso la idea del progreso científico como una forma de acercarse cada vez más a la verdad científica, tanto que Pierre Simon Laplace hizo una de las compadreadas más grandes de la historia de la ciencia cuando dijo que si en un instante determinado conociéramos las posiciones y velocidades de todas las partículas en el Universo, podríamos calcular su comportamiento en cualquier otro momento del pasado o del futuro
La compadreada de Laplace era verosímil pues en su tiempo ni las teorías físico-químicas ni los elementos de medición eran tan avanzados como para ver que había procesos que no cumplían con las herramientas de la época y de hecho fue no solo aceptada sino considerada como gran verdad.
No fue sino hasta el principio del siglo XX con la teoría cuántica que esta compadreada empezó a aparecer como tal. Fue entonces que las dos teorías más importantes de la física de la época (cuántica y relatividad) entraron en conflicto por la cuestión de la determinación, discusión que llevó casi todo el siglo y que encontró su punto más interesante justo cuando el problema del relativismo en el pensamiento llegó a las ciencias sociales.
En 1927, poco después de las primeras discusiones, el alemán Werner Heisenberg postuló su principio de incertidumbre según el cual toda medición de las magnitudes de una fracción del universo altera a esta fracción del universo haciendo que la medición sea errónea en sí misma (sin importar las herramientas utilizadas) lo que haría anularía la infalibilidad de la ciencia.
En 1930, el lógico matemático Kart Gödel formuló sus dos teoremas de la incompletitud que básicamente enuncian que en todo sistema matemático consistente[1] lo suficientemente fuerte para definir los números naturales se puede construir una afirmación tal que no se la pueda demostrar ni refutar (primer teorema) y que ningún sistema consistente pude demostrarse a sí mismo (segundo teorema). Estos dos teoremas minaron no solo las pretensiones de la matemática de erigirse como una forma de pensamiento autolegítimada y matriz disciplinaria[2] de las demás ciencias formales sino que sobre todo derrumbaron el modo de pensar analítico (clave del pensamiento racional).
Bastante tiempo después de las controversias primigenias y de los teoremas de Gödel, la física finalmente encontró una teoría que se aproximaba a una teoría general (la teoría de la relatividad y la teoría cuántica trabajaban sobre áreas diferentes), la teoría de cuerdas propuesta inicialmente por Jöel Scherk y John Schwuarz en 1974 modificada en 1984 por la teoría de supercuerdas y luego por la actual teoría-M de Edgard Witten (de 1995). La teoría de cuerdas no solo unifica las cuatro fuerzas fundamentales de la física (fuerza fuerte, fuerza débil, electromagnetismo y gravitación) sino que destrona a las teorías de la relatividad particular y general y acepta la incertidumbre.
Esto es solo un acercamiento al tema pero prometo más y para terminar cito la respuesta que le hizo Stephen Hawking a la frase de Einstein con la que arrancamos: “Dios no sólo juega a los dados con el Universo; sino que a veces los arroja donde no podemos verlos.”
[1] Un sistema matemático (o grupo de axiomas) es consistente si a partir de sus axiomas no puede deducirse simultáneamente una proposición y su negación (p y –p)
[2] Esta es una de las definiciones de paradigma que hace Thomas Kuhn en Kuhn, Thomas; La estructura de las revoluciones científicos; Fondo de Cultura Económica; México D.F.; 2002.
El problema de la delimitación
¿Cómo definir una disciplina científica? ¿Cómo diferenciar una de otra?
Si bien la pregunta puede parecer de fácil respuesta, al indagar un poco más nos damos cuenta que no es tan así.
En las ciencias formales (lógica, matemática y hasta cierto punto la lingüística) responder esta pregunta es sencillo pues son las propias ciencias las que se definen a sí mismas y a su objeto de estudio y no solamente ubicando y objetivando algo que se encuentra fuera de la ciencia en sí sino que definiéndolo en el sentido ontológico, es decir, estas ciencias se enuncian a sí mismas, luego enuncian sus premisas y es allí que estas premisas empiezan a existir. Es sobre las otras ciencias, las denominadas fácticas que tratará este trabajo.
Tal vez, la primera respuesta a nuestras preguntas que recibamos sea relativa al objeto de estudio, es decir, que una ciencia se define por aquello que estudia.
Pero esto no es tan sencillo como parece, muchas veces resulta difícil o imposible diferenciar cuando un fenómeno es objeto de estudio de una disciplina o de otra. Una estatuilla de madera pueda ser objeto de estudio de la física, la química, la botánica, pero esto no significa que esa estatuilla de madera sea el mismo objeto en todos los casos pues es objeto de estudio de la física en tanto que conjunto de partículas que debe obediencia a ciertas leyes, de la química en tanto que está compuesto por átomos y moléculas que se relacionan entre sí de determinada manera y de la botánica en tanto que materia orgánica vegetal.
Hasta aquí podríamos utilizar el criterio de delimitación por el objeto de estudio, pero el asunto se complica cuando vemos la misma estatuilla de madera desde la perspectiva de lo que se ha convenido en llamar ciencias sociales o humanas pues puede ser también estudiada por la antropología y la sociología y aquí reside el problema del título pues es muy difícil diferenciar las perspectivas que estas disciplinas toman. Mientras que el antropólogo podría decir que al ver la estatua ve un objeto producto de la acción cultural el sociólogo la ve como producto de la interacción de los discursos sociales. Pero ¿de que manera diferenciamos la acción cultural de la interacción de los discursos sociales? La pregunta queda abierta.
Pero, si con una simple estatua de madera se nos complica imaginemos lo que sucedería con un asunto más complejo como son la emigración, la interacción entre los diferentes grupos sociales (clases, etnias, etc.) y las manifestaciones artísticas. Tal vez nos encontremos con muchas menos disciplinas que las que creemos tener hoy día e incluso con una unificación de todas las ciencias sociales y humanas en una sola gran ciencia totalitaria.
Una solución factible al problema de la delimitación tal como lo tenemos aquí sería decir que lo que nos permitiría diferenciar a las diferentes disciplinas sociales y humanas no reside en el objeto de estudio en sí sino que reside en la forma en la que el científico lo estudia, no en la cosa vista sino en el ojo que la ve, ergo, la diferencia entre las disciplinas reside en la metodología.
Esta parece ser a primera vista una solución a nuestro problema pero nada es tan sencillo, dentro de las mismas disciplinas existen distintas visiones metodológicas (y con esto no me refiero a las visiones teóricas sino a los aspectos puramente metodológicos).
Tomemos como ejemplo la sociología, una ciencia bastante madura y socialmente aceptada. Los sociólogos de las nuevas generaciones tienen a la estadística como única metodología, el funcionalismo ve y estudia a la sociedad como una unidad completa, contrario a esto, el marxismo y gran cantidad de sus corrientes herederas ven que la sociedad funciona en base a relaciones dialécticas y Pierre Bourdieu, uno de los sociólogos más destacados de la segunda mitad del siglo pasado, presenta un modelo de estudio sociológico que más parece una versión apenas variada del método etnográfico (metodología claramente antropológica).
Así como una delimitación basada en el objeto de estudio resultaría en una suerte de reducción científica con la posibilidad de gran teoría del todo[1] inabarcable e inconsistente (en la acepción matemática del término), una delimitación basada en la metodología nos arrojaría un sinnúmero de disciplinas científicas que interactuarían de forma anárquica (el sueno de Feyerabend) y se haría casi imposible una comprensión al menos aproximada al campo científico.
Pero este panorama que nos arroja un campo científico o bien hipercomplejo o bien hipocomplejo o como tercera opción de imposible delimitación no debe ser ni un impedimento para el desarrollo científico sino un punto de partida para estudiar tanto el campo de conocimiento científico desde la perspectiva de las propias ciencias como de el plano científico en sí mismo desde una epistemología general.
[1] el término pertenece a la física más compleja.
Si bien la pregunta puede parecer de fácil respuesta, al indagar un poco más nos damos cuenta que no es tan así.
En las ciencias formales (lógica, matemática y hasta cierto punto la lingüística) responder esta pregunta es sencillo pues son las propias ciencias las que se definen a sí mismas y a su objeto de estudio y no solamente ubicando y objetivando algo que se encuentra fuera de la ciencia en sí sino que definiéndolo en el sentido ontológico, es decir, estas ciencias se enuncian a sí mismas, luego enuncian sus premisas y es allí que estas premisas empiezan a existir. Es sobre las otras ciencias, las denominadas fácticas que tratará este trabajo.
Tal vez, la primera respuesta a nuestras preguntas que recibamos sea relativa al objeto de estudio, es decir, que una ciencia se define por aquello que estudia.
Pero esto no es tan sencillo como parece, muchas veces resulta difícil o imposible diferenciar cuando un fenómeno es objeto de estudio de una disciplina o de otra. Una estatuilla de madera pueda ser objeto de estudio de la física, la química, la botánica, pero esto no significa que esa estatuilla de madera sea el mismo objeto en todos los casos pues es objeto de estudio de la física en tanto que conjunto de partículas que debe obediencia a ciertas leyes, de la química en tanto que está compuesto por átomos y moléculas que se relacionan entre sí de determinada manera y de la botánica en tanto que materia orgánica vegetal.
Hasta aquí podríamos utilizar el criterio de delimitación por el objeto de estudio, pero el asunto se complica cuando vemos la misma estatuilla de madera desde la perspectiva de lo que se ha convenido en llamar ciencias sociales o humanas pues puede ser también estudiada por la antropología y la sociología y aquí reside el problema del título pues es muy difícil diferenciar las perspectivas que estas disciplinas toman. Mientras que el antropólogo podría decir que al ver la estatua ve un objeto producto de la acción cultural el sociólogo la ve como producto de la interacción de los discursos sociales. Pero ¿de que manera diferenciamos la acción cultural de la interacción de los discursos sociales? La pregunta queda abierta.
Pero, si con una simple estatua de madera se nos complica imaginemos lo que sucedería con un asunto más complejo como son la emigración, la interacción entre los diferentes grupos sociales (clases, etnias, etc.) y las manifestaciones artísticas. Tal vez nos encontremos con muchas menos disciplinas que las que creemos tener hoy día e incluso con una unificación de todas las ciencias sociales y humanas en una sola gran ciencia totalitaria.
Una solución factible al problema de la delimitación tal como lo tenemos aquí sería decir que lo que nos permitiría diferenciar a las diferentes disciplinas sociales y humanas no reside en el objeto de estudio en sí sino que reside en la forma en la que el científico lo estudia, no en la cosa vista sino en el ojo que la ve, ergo, la diferencia entre las disciplinas reside en la metodología.
Esta parece ser a primera vista una solución a nuestro problema pero nada es tan sencillo, dentro de las mismas disciplinas existen distintas visiones metodológicas (y con esto no me refiero a las visiones teóricas sino a los aspectos puramente metodológicos).
Tomemos como ejemplo la sociología, una ciencia bastante madura y socialmente aceptada. Los sociólogos de las nuevas generaciones tienen a la estadística como única metodología, el funcionalismo ve y estudia a la sociedad como una unidad completa, contrario a esto, el marxismo y gran cantidad de sus corrientes herederas ven que la sociedad funciona en base a relaciones dialécticas y Pierre Bourdieu, uno de los sociólogos más destacados de la segunda mitad del siglo pasado, presenta un modelo de estudio sociológico que más parece una versión apenas variada del método etnográfico (metodología claramente antropológica).
Así como una delimitación basada en el objeto de estudio resultaría en una suerte de reducción científica con la posibilidad de gran teoría del todo[1] inabarcable e inconsistente (en la acepción matemática del término), una delimitación basada en la metodología nos arrojaría un sinnúmero de disciplinas científicas que interactuarían de forma anárquica (el sueno de Feyerabend) y se haría casi imposible una comprensión al menos aproximada al campo científico.
Pero este panorama que nos arroja un campo científico o bien hipercomplejo o bien hipocomplejo o como tercera opción de imposible delimitación no debe ser ni un impedimento para el desarrollo científico sino un punto de partida para estudiar tanto el campo de conocimiento científico desde la perspectiva de las propias ciencias como de el plano científico en sí mismo desde una epistemología general.
[1] el término pertenece a la física más compleja.
Breve historia de la retórica (primera versión)
En tiempos inmemoriales (apenas antes del primer hombre), los distintos animales vagaban por la tierra, entre los animales, uno de ellos se destacaba por poseer una característica que lo hacía diferente al resto, no solo tenía la capacidad de caminar (al menos parcialmente) solo sobre sus extremidades inferiores sino que en las extremidades superiores poseían un dedo oponible que les permitía realizar operaciones de agarre que otros animales no podían[1].
Pero en esos tiempos el alimento era escaso y los distintos grupos de esta especie prehumana se disputaban las zonas de con mayor acceso al alimento, un día, durante una de estas luchas que, un miembro de uno de los grupos tomó (gracias a su pulgar oponible) un fémur que estaba tirado en el piso y con el golpeó fuertemente a un miembro de el otro grupo y vio que este cayó dolorido tras haber sufrido una fractura de cráneo. Poco después el mismo grupo se encontró con otro grupo en conflicto y nuestro homínido repitió la operación anterior golpeando a un segundo rival con un hueso que había en el piso, al ver que la reacción de este era igual a la del primer enemigo, este protohombre realizó la primer operación voluntaria de generación de sentido y a partir de una muestra o caso particular (token) genero una generalidad o regla (type)[2] generando a partir de un hueso que rompe un cráneo el concepto de "hueso que sirve para romper cráneo", el primer concepto de la historia de las ideas.
Poco tiempo después, mientras el primer grupo de humanos (del cual nuestro protohombre ya se había erigido como líder) andaba por un bosque y se encuentran con un grupo de prehumanos (ellos ya no lo eran) que los atacan, pero el protohombre no tiene su hueso y por un momento siente pánico, entonces ve un tronco tirado, lo toma y lo utiliza para romper el cráneo de uno de los rivales generando así la primera metáfora.
El mundo prehistórico es un mundo salvaje y difícil por lo que obliga a sus habitantes a luchar constantemente por la tierra y el alimento por lo que no extraña que el grupo de hombres se tenga que enfrentar nuevamente a sus casi semejantes, pero estos prehombres son más hábiles que los rivales anteriores y se hace muy difícil golpearlos en la cabeza, el protohombre se da cuenta de que si no encuentra una solución rápidamente puede ser vencido y con su hueso en la mano observa al rival hasta que lo golpea en la pierna quebrándole la tibia y el peroné y convirtiéndose en un blanco fácil generando así la primera metonimia.
[1] Si bien esta característica se la asocia al homo habilis, su origen es anterior y se remonta a los tiempos del homo erectus. Otros animales también tienen pulgar oponible (o prensible) como el orangután, el panda y el koala pero en estos casos surgió después del pulgar del homo erectus.
[2] Los términos token y type fueron propuestos por Umberto Eco en Eco, Umberto; Tratado de semiótica general; Lumen; Barcelona: 1977.
Pero en esos tiempos el alimento era escaso y los distintos grupos de esta especie prehumana se disputaban las zonas de con mayor acceso al alimento, un día, durante una de estas luchas que, un miembro de uno de los grupos tomó (gracias a su pulgar oponible) un fémur que estaba tirado en el piso y con el golpeó fuertemente a un miembro de el otro grupo y vio que este cayó dolorido tras haber sufrido una fractura de cráneo. Poco después el mismo grupo se encontró con otro grupo en conflicto y nuestro homínido repitió la operación anterior golpeando a un segundo rival con un hueso que había en el piso, al ver que la reacción de este era igual a la del primer enemigo, este protohombre realizó la primer operación voluntaria de generación de sentido y a partir de una muestra o caso particular (token) genero una generalidad o regla (type)[2] generando a partir de un hueso que rompe un cráneo el concepto de "hueso que sirve para romper cráneo", el primer concepto de la historia de las ideas.
Poco tiempo después, mientras el primer grupo de humanos (del cual nuestro protohombre ya se había erigido como líder) andaba por un bosque y se encuentran con un grupo de prehumanos (ellos ya no lo eran) que los atacan, pero el protohombre no tiene su hueso y por un momento siente pánico, entonces ve un tronco tirado, lo toma y lo utiliza para romper el cráneo de uno de los rivales generando así la primera metáfora.
El mundo prehistórico es un mundo salvaje y difícil por lo que obliga a sus habitantes a luchar constantemente por la tierra y el alimento por lo que no extraña que el grupo de hombres se tenga que enfrentar nuevamente a sus casi semejantes, pero estos prehombres son más hábiles que los rivales anteriores y se hace muy difícil golpearlos en la cabeza, el protohombre se da cuenta de que si no encuentra una solución rápidamente puede ser vencido y con su hueso en la mano observa al rival hasta que lo golpea en la pierna quebrándole la tibia y el peroné y convirtiéndose en un blanco fácil generando así la primera metonimia.
[1] Si bien esta característica se la asocia al homo habilis, su origen es anterior y se remonta a los tiempos del homo erectus. Otros animales también tienen pulgar oponible (o prensible) como el orangután, el panda y el koala pero en estos casos surgió después del pulgar del homo erectus.
[2] Los términos token y type fueron propuestos por Umberto Eco en Eco, Umberto; Tratado de semiótica general; Lumen; Barcelona: 1977.
Mc Luhan, Warhol, Portman
A propósito de Jean-Luc Godard
La presente nota no pretende ser una crítica definitiva (tal vez ni siquiera sea una crítica a secas) y menos aún un análisis exhaustivo del primer período de la obra de uno de los directores más complejos de la segunda mitad del siglo XX sino solo un acercamiento a ella desde ciertas disciplinas humanas. Un acercamiento sesgado (como su obra) y parcializada (como su visión) un poco a su obra y un poco a su mensaje pero también un intento de llegar más allá (si es que la posmodernidad nos permite llagar más allá de algo), más allá de su cine para indagar en el creador y su entorno.
¿El medio es el mensaje?
¿Qué resaltamos de la obra de Ingmar Bergman? ¿Qué se destaca de la filmografía de John Ford? ¿Y de la de Orson Welles?
En el primero tal vez se hable de su visión de la deriva a la que se encuentra el hombre privado de certidumbres (Escenas de la vida conyugal[1], Noche de circo[2]) o el enfoque metafísico y pesimista del individuo (Persona[3], Detrás de un vidrio oscuro[4]). De Ford quizá se hablará de su visión de la formación de la idea de nacionalidad estadounidense y el resurgir (o tal vez solo fortalecimiento) del hombre burgués del que Odiseo y Teseo fueron modelo[5] como piedra fundamental del pragmatismo que formó al individuo estadounidense (La diligencia[6], Más corazón que odio[7]), pragmatismo que vemos criticado en el cine de la incertidumbres que hizo Welles (El ciudadano Kane[8], o la magnífica pero olvidada Fraude[9]).
En todos estos autores nos encontramos ante cinematografías virtuosas al servicio de mensajes definidos y plurales, ninguno de ellos fue único en decir lo que dijo, no solo en el cine sino en otras artes e incluso fuera de las artes, varios han dicho lo mismo (o algo parecido) tanto antes como después. El pesimismo propio de Bergman fue expresado por el existencialismo (tanto el más moralista de Jean-Paul Sastre como el existencialismo metafísico de Martin Heidegger), la formación de la nacionalidad estadounidense se encuentra ya en El nacimiento de una nación[10] de David Griffith, en casi todo el cine Western y en la literatura de Edgar Lawrence Doctorow y la incertidumbre existencial y sobre todo ontológica de Welles puede encontrarse en la literatura de Franz Kafka (de hecho, Welles hizo una versión fílmica de la novela de Kafka El Proceso[11]) e incluso de la epistemología de Thomas Kuhn.
Con estos tres autores (dos de los cuales estuvieron ligados al teatro), nos encontramos con personas que utilizaron el cine para dar su mensaje que era más o menos universal, pero con Jean-Luc Godard no nos sucede esto, el cine de Godard es justamente eso: cine. Godard nos pone frente a sus historias triviales (algunas veces) o inexistentes (otras) para bombardearnos con su esquizofrenia creativa que nada tiene que ver con lo que le sucede a sus personajes. En el cine de Godard es dejada de lado la linealidad comunicacional de la representación y se toma la circularidad de la expresión que significa la metáfora organicista de la comunicación[12].
La desintegración del signo
A principios del siglo pasado, Ferdinand de Saussure planteó las pautas de la lingüística estructuralista basada en la composición bipartita del signo en significado significante[13]. En las décadas del cincuenta y sesenta surgió una nueva gama de pensadores (sobre todo en Estados Unidos y Francia) que plantearon un cambio a esta forma de pensar y Susan Sontag, una de las autoras más importantes de este movimiento (el postestructuralismo) le dio el tiro de gracia a lo que el estructuralismo llamaba “cadena significante significado” cuando se opuso terminantemente a la interpretación[14].
Indudablemente hubo gran cantidad de autores que no hicieron caso de esta ruptura y siguieron (y siguen hasta hoy) confiando en la relación entre significado y significante pero dentro de los que se hicieron eco de esta disociación de la significación se dieron dos grandes líneas creativas. Por un lado, algunos creadores desconfiaron del significante por considerar que no tenía capacidad representativa y por lo tanto descreen de las palabras (pues consideraron que no dicen nada) y desarrollaron una cinematografía basada en los significados, el gran autor de esta corriente es Michelangelo Antonioni y su película paradigmática Blow up[15] y más recientemente podemos encontrarnos con esta misma creatividad en Hierro 3[16] de Kim Ki-duk. Por otro lado, algunos autores han basado su creación en el significante y no en el acontecimiento u objeto en sí mismo, en vez de mostrar han contado de segunda mano los acontecimientos claves para sus protagonistas o han desplazado a los objetos y puesto en su lugar imaginarios sustitutos, aquí es donde nos encontramos con Jean-Luc Godard y con Masculino Femenino[17] como la película clave de esta creatividad, en esta línea podemos seguir hasta la actualidad y toparnos con el dogma 95 en general y con las películas Dogville[18] y Manderay[19] del danés Lars von Trier.
Godard versus Godard
Al toparnos con Jean-Luc Godard nos encontramos con un cine sin géneros, o tal vez no sin géneros sino a caballo de todos los géneros. Si bien Godard era un intelectual egresado de la Sorbona (donde estudió etnología), su cine no tenía nada de intelectual (contrariamente a lo que sucedía con el cine de algunos de sus colegas de Nouvelle Vaugue) sino todo lo contrario, era un cine impregnado de referencias a la cultura popular pero no como un mundo distinto al que se vive en el día a día sino como la realidad, abundan las grandes estrellas del momento, tanto de Francia (Brigitte Bardot) como de Estados Unidos (Jack Palance) al lado de figuras intelectuales de tiempo atrás haciendo de sí mismos (Fritz Lang) como sucede en El desprecio[20], la aparición de Lang no es menor sino que repite el chiste de gente haciendo de sí misma al menos una vez más cuando en Masculino Femenino aparece Brigitte Bardot pareciéndose a sí misma[21]. Además, se resaltan algunos de los grandes iconos de la cultura pop capitalista estadounidense como las cabinas de fotos instantáneas, la pepsi y Atlantic city.
En este contexto, Godard crea obras donde se cruzan los géneros entre sí y con las propias ideas del director, así nos encontramos con casi musicales (Una mujer es una mujer) y casi policiales (Made in USA[22]), dos obras en las que Godard toma formatos de las películas más comerciales del momento (no solo de Holliwood) y las infecta con sus propias inquietudes haciendo más marcada la ausencia de profundidad hermenéutica de los formatos originales y de su propia obra. Pero así como nos encontramos con este Godard, nos encontramos con otro Godard, un Godard que creó obras como Sin aliento[23], Alphaville[24], y Dos o tres cosas que se de ella[25], películas con una profundidad de significación que las otras no tienen, Sin aliento como un drama realista e intimista sobre la moral relacionado con el existencialismo de Sartre, en Alphaville se ve por un lado el problema de la significación en crisis y por otro un drama sobre realidades y simulacros, elementos que también están presentes en Dos o tres cosas que se de ella que se posiciona como el último grito agónico de un París que está muriendo para darle paso a otro París totalmente distinto[26]
Un cine de la Posmodernidad
Todas estas características parecen decirnos que tal vez, Jean-Luc Godard sea un director posmoderno. La pérdida de profundidad hermenéutica (Masculino Femenino, la primera escena de Dos o tres cosas que se sobre ella), la presencia del simulacro (Alphaville) y el pastiche (Masculino Femenino, Made in USA, Una mujer es una mujer) son elementos clave de la posmodernidad que Fredric Jameson describe como la lógica cultural del capitalismo tardío[27].
El medio es el mensaje
En el primer punto de la presente nota vimos a Godard diciendo a partir de la tecnología que lo determina, pero ¿hasta que punto es Godard el que habla a través del cine y no el cine el que habla a través de Godard? Pues Sfez ve que además de las dos metáforas ya explicadas hay una tercera que es la de Frankenstein o el tautismo[28], según esta metáfora, el doctor Frankenstein creo a su máquina, pero esta máquina (simulacro) termina ocupando el lugar del hombre y el hombre solo existe por la máquina. En el cine del primer período de Godard (tal vez exceptuando Sin aliento, Alphaville y cierto pesimismo de Dos o tres cosas que se de ella), se pierden las nociones de la realidad, del sentido y de la identidad y el creador termina siendo sustituido por la creación, mejor dicho, se desvanece la diferencia entre el hombre y la máquina tal como sucede en la novela Blade runner[29] de Philip K. Dick (luego filmada por Ridley Scott[30]) o en el dibujo Mano que dibuja una mano que dibuja una mano que dibuja… de Maurits Escher.
[1] Scener ur ett äktenskap; Suecia; 1973.
[2] Gycklarnas Afton; Suecia; 1953.
[3] Manniskoätarna; Suecia; 1966.
[4] Saasom i en spegel; Suecia; 1961.
[5] Según Adorno, Theodor y Horkheimer, Max; Dialéctica del Iluminismo; Buenos Aires; Sur; 1969 y Deleuze, Pilles; “Misterio de Ariadna según Nietzche” en Crítica y Clínica; Anagrama; Barcelona; 1996.
[6] Stagecoach; Estados Unidos; 1939.
[7] The searchers; Estados Unidos; 1956.
[8] Citizen Kane; Estados Unidos; 1941.
[9] F for Fake; Alemania; 1973.
[10] The birth of a nation; Estados Unidos; 1915. No es menor recordar que John Ford era uno de los jinetes del KKK que acudían a rescatar a la joven rubia de las manos del malévolo negro en esta película.
[11] The trial; Francia, Italia, Alemania; 1962.
[12] Lucien Sfez en Sfez, Lucien; Crítica de la comunicación; Amorrutu; Buenos Aires; 1995 estudia la comunicación a partir de su relación con la tecnología que la intermedia y distingue entre tres metáforas (“y visiones del mundo”). La metáfora mecanicista basada en el modelo lineal tradicional de la comunicación (emisor – medio – receptor) donde el hombre se comunica con la técnica, la metáfora organicista, según la cual los aparatos comunicacionales son el ambiente natural del hombre pues “estamos sujetos a la visión del mundo que ellos inducen”, en este contexto, los mensajes del hombre están determinados por el imperativo tecnológico y una tercera metáfora de la que se hablará más adelante.
[13] Saussure, Ferdinand de; Curso de Lingüística General; Alianza; Madrid; 1993.
[14] Sontag, Susan; Contra la interpretación; Alfaguara; Madrid; 2002.
[15] Blow up; Inglaterra; 1966.
[16] Bin-jip; Corea del sur ; 2004.
[17] Masculin, féminin: 15 faits précis; Francia; 1966.
[18] Dogville; Dinamarca; 2003.
[19] Manderlay; Dinamarca ; 2005.
[20] Le mépris; Francia; 1963.
[21] Godard era muy afín a repetir ciertas fórmulas, en Una mujer es una mujer (Une femme est une femme; Francia; 1961), cuando hay música en el lugar en que están los protagonistas se detiene cuando estos hablan, eso lo repite en El desprecio. Además, en algunos casos, pequeñas historias que cuentan sus protagonistas se convierten luego en el argumento de películas enteras.
[22] Made in U.S.A.; Francia; 1966.
[23] A bout de soufflé; Francia; 1959.
[24] Alphaville; Francia, Italia; 1965.
[25] 2 ou 3 choses que je sais d'elle ; Francia ; 1967.
[26] Resulta extraño que Godard rodara una de sus películas más profundas (Dos o tres cosas que se de ella) simultáneamente a el rodaje de la que tal vez es la película en la que más se nota la falta de profundidad hermenéutica (Made in USA).
[27] Jameson, Fredric; "El posmodernismo como lógica cultural del Capitalismo tardío” en Ensayos sobre el posmodernismo; Imago Mundi; Buenos Aires; 1991.
[28] Tautismo es una palabra que suena a totalitarismo y que une a tautología con autismo.
[29] Philip K. Dick; Blade Runner; Edhasa; Buenos Aires; 2004.
[30] Blade runner; Estados Unidos; 1982.
La presente nota no pretende ser una crítica definitiva (tal vez ni siquiera sea una crítica a secas) y menos aún un análisis exhaustivo del primer período de la obra de uno de los directores más complejos de la segunda mitad del siglo XX sino solo un acercamiento a ella desde ciertas disciplinas humanas. Un acercamiento sesgado (como su obra) y parcializada (como su visión) un poco a su obra y un poco a su mensaje pero también un intento de llegar más allá (si es que la posmodernidad nos permite llagar más allá de algo), más allá de su cine para indagar en el creador y su entorno.
¿El medio es el mensaje?
¿Qué resaltamos de la obra de Ingmar Bergman? ¿Qué se destaca de la filmografía de John Ford? ¿Y de la de Orson Welles?
En el primero tal vez se hable de su visión de la deriva a la que se encuentra el hombre privado de certidumbres (Escenas de la vida conyugal[1], Noche de circo[2]) o el enfoque metafísico y pesimista del individuo (Persona[3], Detrás de un vidrio oscuro[4]). De Ford quizá se hablará de su visión de la formación de la idea de nacionalidad estadounidense y el resurgir (o tal vez solo fortalecimiento) del hombre burgués del que Odiseo y Teseo fueron modelo[5] como piedra fundamental del pragmatismo que formó al individuo estadounidense (La diligencia[6], Más corazón que odio[7]), pragmatismo que vemos criticado en el cine de la incertidumbres que hizo Welles (El ciudadano Kane[8], o la magnífica pero olvidada Fraude[9]).
En todos estos autores nos encontramos ante cinematografías virtuosas al servicio de mensajes definidos y plurales, ninguno de ellos fue único en decir lo que dijo, no solo en el cine sino en otras artes e incluso fuera de las artes, varios han dicho lo mismo (o algo parecido) tanto antes como después. El pesimismo propio de Bergman fue expresado por el existencialismo (tanto el más moralista de Jean-Paul Sastre como el existencialismo metafísico de Martin Heidegger), la formación de la nacionalidad estadounidense se encuentra ya en El nacimiento de una nación[10] de David Griffith, en casi todo el cine Western y en la literatura de Edgar Lawrence Doctorow y la incertidumbre existencial y sobre todo ontológica de Welles puede encontrarse en la literatura de Franz Kafka (de hecho, Welles hizo una versión fílmica de la novela de Kafka El Proceso[11]) e incluso de la epistemología de Thomas Kuhn.
Con estos tres autores (dos de los cuales estuvieron ligados al teatro), nos encontramos con personas que utilizaron el cine para dar su mensaje que era más o menos universal, pero con Jean-Luc Godard no nos sucede esto, el cine de Godard es justamente eso: cine. Godard nos pone frente a sus historias triviales (algunas veces) o inexistentes (otras) para bombardearnos con su esquizofrenia creativa que nada tiene que ver con lo que le sucede a sus personajes. En el cine de Godard es dejada de lado la linealidad comunicacional de la representación y se toma la circularidad de la expresión que significa la metáfora organicista de la comunicación[12].
La desintegración del signo
A principios del siglo pasado, Ferdinand de Saussure planteó las pautas de la lingüística estructuralista basada en la composición bipartita del signo en significado significante[13]. En las décadas del cincuenta y sesenta surgió una nueva gama de pensadores (sobre todo en Estados Unidos y Francia) que plantearon un cambio a esta forma de pensar y Susan Sontag, una de las autoras más importantes de este movimiento (el postestructuralismo) le dio el tiro de gracia a lo que el estructuralismo llamaba “cadena significante significado” cuando se opuso terminantemente a la interpretación[14].
Indudablemente hubo gran cantidad de autores que no hicieron caso de esta ruptura y siguieron (y siguen hasta hoy) confiando en la relación entre significado y significante pero dentro de los que se hicieron eco de esta disociación de la significación se dieron dos grandes líneas creativas. Por un lado, algunos creadores desconfiaron del significante por considerar que no tenía capacidad representativa y por lo tanto descreen de las palabras (pues consideraron que no dicen nada) y desarrollaron una cinematografía basada en los significados, el gran autor de esta corriente es Michelangelo Antonioni y su película paradigmática Blow up[15] y más recientemente podemos encontrarnos con esta misma creatividad en Hierro 3[16] de Kim Ki-duk. Por otro lado, algunos autores han basado su creación en el significante y no en el acontecimiento u objeto en sí mismo, en vez de mostrar han contado de segunda mano los acontecimientos claves para sus protagonistas o han desplazado a los objetos y puesto en su lugar imaginarios sustitutos, aquí es donde nos encontramos con Jean-Luc Godard y con Masculino Femenino[17] como la película clave de esta creatividad, en esta línea podemos seguir hasta la actualidad y toparnos con el dogma 95 en general y con las películas Dogville[18] y Manderay[19] del danés Lars von Trier.
Godard versus Godard
Al toparnos con Jean-Luc Godard nos encontramos con un cine sin géneros, o tal vez no sin géneros sino a caballo de todos los géneros. Si bien Godard era un intelectual egresado de la Sorbona (donde estudió etnología), su cine no tenía nada de intelectual (contrariamente a lo que sucedía con el cine de algunos de sus colegas de Nouvelle Vaugue) sino todo lo contrario, era un cine impregnado de referencias a la cultura popular pero no como un mundo distinto al que se vive en el día a día sino como la realidad, abundan las grandes estrellas del momento, tanto de Francia (Brigitte Bardot) como de Estados Unidos (Jack Palance) al lado de figuras intelectuales de tiempo atrás haciendo de sí mismos (Fritz Lang) como sucede en El desprecio[20], la aparición de Lang no es menor sino que repite el chiste de gente haciendo de sí misma al menos una vez más cuando en Masculino Femenino aparece Brigitte Bardot pareciéndose a sí misma[21]. Además, se resaltan algunos de los grandes iconos de la cultura pop capitalista estadounidense como las cabinas de fotos instantáneas, la pepsi y Atlantic city.
En este contexto, Godard crea obras donde se cruzan los géneros entre sí y con las propias ideas del director, así nos encontramos con casi musicales (Una mujer es una mujer) y casi policiales (Made in USA[22]), dos obras en las que Godard toma formatos de las películas más comerciales del momento (no solo de Holliwood) y las infecta con sus propias inquietudes haciendo más marcada la ausencia de profundidad hermenéutica de los formatos originales y de su propia obra. Pero así como nos encontramos con este Godard, nos encontramos con otro Godard, un Godard que creó obras como Sin aliento[23], Alphaville[24], y Dos o tres cosas que se de ella[25], películas con una profundidad de significación que las otras no tienen, Sin aliento como un drama realista e intimista sobre la moral relacionado con el existencialismo de Sartre, en Alphaville se ve por un lado el problema de la significación en crisis y por otro un drama sobre realidades y simulacros, elementos que también están presentes en Dos o tres cosas que se de ella que se posiciona como el último grito agónico de un París que está muriendo para darle paso a otro París totalmente distinto[26]
Un cine de la Posmodernidad
Todas estas características parecen decirnos que tal vez, Jean-Luc Godard sea un director posmoderno. La pérdida de profundidad hermenéutica (Masculino Femenino, la primera escena de Dos o tres cosas que se sobre ella), la presencia del simulacro (Alphaville) y el pastiche (Masculino Femenino, Made in USA, Una mujer es una mujer) son elementos clave de la posmodernidad que Fredric Jameson describe como la lógica cultural del capitalismo tardío[27].
El medio es el mensaje
En el primer punto de la presente nota vimos a Godard diciendo a partir de la tecnología que lo determina, pero ¿hasta que punto es Godard el que habla a través del cine y no el cine el que habla a través de Godard? Pues Sfez ve que además de las dos metáforas ya explicadas hay una tercera que es la de Frankenstein o el tautismo[28], según esta metáfora, el doctor Frankenstein creo a su máquina, pero esta máquina (simulacro) termina ocupando el lugar del hombre y el hombre solo existe por la máquina. En el cine del primer período de Godard (tal vez exceptuando Sin aliento, Alphaville y cierto pesimismo de Dos o tres cosas que se de ella), se pierden las nociones de la realidad, del sentido y de la identidad y el creador termina siendo sustituido por la creación, mejor dicho, se desvanece la diferencia entre el hombre y la máquina tal como sucede en la novela Blade runner[29] de Philip K. Dick (luego filmada por Ridley Scott[30]) o en el dibujo Mano que dibuja una mano que dibuja una mano que dibuja… de Maurits Escher.
[1] Scener ur ett äktenskap; Suecia; 1973.
[2] Gycklarnas Afton; Suecia; 1953.
[3] Manniskoätarna; Suecia; 1966.
[4] Saasom i en spegel; Suecia; 1961.
[5] Según Adorno, Theodor y Horkheimer, Max; Dialéctica del Iluminismo; Buenos Aires; Sur; 1969 y Deleuze, Pilles; “Misterio de Ariadna según Nietzche” en Crítica y Clínica; Anagrama; Barcelona; 1996.
[6] Stagecoach; Estados Unidos; 1939.
[7] The searchers; Estados Unidos; 1956.
[8] Citizen Kane; Estados Unidos; 1941.
[9] F for Fake; Alemania; 1973.
[10] The birth of a nation; Estados Unidos; 1915. No es menor recordar que John Ford era uno de los jinetes del KKK que acudían a rescatar a la joven rubia de las manos del malévolo negro en esta película.
[11] The trial; Francia, Italia, Alemania; 1962.
[12] Lucien Sfez en Sfez, Lucien; Crítica de la comunicación; Amorrutu; Buenos Aires; 1995 estudia la comunicación a partir de su relación con la tecnología que la intermedia y distingue entre tres metáforas (“y visiones del mundo”). La metáfora mecanicista basada en el modelo lineal tradicional de la comunicación (emisor – medio – receptor) donde el hombre se comunica con la técnica, la metáfora organicista, según la cual los aparatos comunicacionales son el ambiente natural del hombre pues “estamos sujetos a la visión del mundo que ellos inducen”, en este contexto, los mensajes del hombre están determinados por el imperativo tecnológico y una tercera metáfora de la que se hablará más adelante.
[13] Saussure, Ferdinand de; Curso de Lingüística General; Alianza; Madrid; 1993.
[14] Sontag, Susan; Contra la interpretación; Alfaguara; Madrid; 2002.
[15] Blow up; Inglaterra; 1966.
[16] Bin-jip; Corea del sur ; 2004.
[17] Masculin, féminin: 15 faits précis; Francia; 1966.
[18] Dogville; Dinamarca; 2003.
[19] Manderlay; Dinamarca ; 2005.
[20] Le mépris; Francia; 1963.
[21] Godard era muy afín a repetir ciertas fórmulas, en Una mujer es una mujer (Une femme est une femme; Francia; 1961), cuando hay música en el lugar en que están los protagonistas se detiene cuando estos hablan, eso lo repite en El desprecio. Además, en algunos casos, pequeñas historias que cuentan sus protagonistas se convierten luego en el argumento de películas enteras.
[22] Made in U.S.A.; Francia; 1966.
[23] A bout de soufflé; Francia; 1959.
[24] Alphaville; Francia, Italia; 1965.
[25] 2 ou 3 choses que je sais d'elle ; Francia ; 1967.
[26] Resulta extraño que Godard rodara una de sus películas más profundas (Dos o tres cosas que se de ella) simultáneamente a el rodaje de la que tal vez es la película en la que más se nota la falta de profundidad hermenéutica (Made in USA).
[27] Jameson, Fredric; "El posmodernismo como lógica cultural del Capitalismo tardío” en Ensayos sobre el posmodernismo; Imago Mundi; Buenos Aires; 1991.
[28] Tautismo es una palabra que suena a totalitarismo y que une a tautología con autismo.
[29] Philip K. Dick; Blade Runner; Edhasa; Buenos Aires; 2004.
[30] Blade runner; Estados Unidos; 1982.
miércoles, 31 de enero de 2007
Acerca de otra nota
Esta entrevista soloe stá publicada con el objetivo de ilustrar esta nota. Las palabras del entrevistado no representan en lo más mínismo las opiniones de este blog.
CON
EL SOCIÓLOGO FELIPE AROCENA
ES
LA RAZA, GUEVARA, ES LA RAZA
La
aprobación en Diputados del proyecto de ley de acciones afirmativas, que
reserva un 8 por ciento de los cargos públicos a los afrodescendientes, originó
un debate cuya versión en prosa enfrentó al columnista de Voces Hoenir Sarthou con el director
nacional de Políticas Sociales, Andres Scagliola. La discusión continuó en
verso a partir de los que escribió el músico y sociólogo Fernando Santullo, que
Scagliola contestó con el apoyo de Patricia Gainza en la letra y Tania Ramírez
en la musica.* Brecha aporta la mirada del sociólogo Felipe Arocena, cuyo
último trabajo ha sido una evaluación a fondo del multiculturalismo en
Occidente, teoría y programa en que se suelen fundamentar políticas como las
discutidas.**
SALVADOR NEVES
- Se ha señalado que las políticas
afirmativas contradicen el principio de igualdad ante la ley que nuestra Conslitución consagra.
- Es una de las criticas más corrientes.
El contraargumento es muy sencillo: estas políticas son temporarias. Cumplido un
periodo. se evalúa si el grupo al que iban
destinadas tuvo una mejoría y se decide sobre su continuación o no. Existen muy
pocos casos en que falta esa cláusula de temporalidad. Pero además el sentido
de estas políticas es alcanzar el nivel de igualdad que se promete en las
constituciones. Para generar esa igualdad se actúa desigualmente respecto a
grupos históricamente discriminados.
- También se
argumenta que esas políticas estigmatizaron a sus beneficiarios. como pasó con
los beneficiarios del Plan de Emergencia.
- Este es un argumento bastante más débil, pues
las políticas afin11ativas se focalizan en grupos que ya están estigmatizados.
La estigmatización ya está. Para corregirla es que se diseñan estas políticas.
Brasil ha implementado este tipo de medidas respecto a los afrobrasileños, sobre
todo en el ámbito de la educación terciaria. Allí se ha planteado que las
mismas podrían generar recelos de los grupos no favorecidos por estas. Eso podría
tener algún sentido, pero creo que sigue pesando más la necesidad de combatir la
discriminación histórica a que los afrodescendientes han sido sometidos. Finalmente
estas medidas terminan teniendo impactos positivos. Estados Unidos es un ejemplo
contundente de la movilidad social que estas políticas dieron a los negros.
Esto se ve claramente en la cantidad de afroestadounidenses que acceden a la universidad
y la terminan, así como en el numero de profesores negros que dictan clases en
ellas. En Brasil las medidas son recientes y sus efectos todavía son ambiguos.
- Suele decirse que estas políticas estarían disolviendo la identidad estadounidense
y produciendo una sociedad dividida en grupos cerrados en la defensa de sus propios intereses.
- Ahora en Estados Unidos ha empezado a decretarse
que son inconstitucionales las medidas que establecen la admisión preferencial
de los afrodescendientes. Estos fallos suelen argumentar que las políticas ya
han cumplido su función y por eso deben ser suspendidas. Sin embargo las
universidades han hecho un giro y mantienen
estos sistemas argumentando que aunque ya no son necesarias para
corregir desigualdades, deben mantenerse para aumentar la diversidad cultural
de su alumnado, puesto que esta
diversidad seria el caldo de cultivo más
adecuado para generar conocimientos.
Por
otra parte siempre hay personas que se quejan de las políticas afirmativas aduciendo
el principio de igualdad, invocando la existencia de otras discriminaciones no
contempladas o adjudicándoles la responsabilidad de cierta guetización de la
sociedad. Yo vuelvo a la idea anterior: creo que estas políticas tienden a corregir
algo que ya estaba presente. Esa guetización yo existía.
También
hubo gente que se opuso a las políticas afirmativas en relación con las
mujeres. El argumento era que eso promovía la panicipación de las mujeres no
por sus méritos sino por su condición de género. Es un' argumento razonable, pero la realidad muestra que por más méritos
que tengan las personas del género femenino, el camino para acceder a lugares
de poder se les hace tremendamente difícil. So1o para alcanzar la visibilidad que
les permite acceder a esas cuotas las mujeres han tenido que sortear muchísimos
escollos, muchísimos más que la enorme mayoría de los varones blancos. Ellas ya
han mostrado con creces los meritos que tienen antes de obtener el beneficio de
la cuota.
En
Brasil había gente que decía "a mí no me gustaría ser operado por un cirujano
negro que entró a la universidad gracias
a la cuota". Argumento falaz, porque un negro brasileño que complete la secundaria
ya demuestra con eso haber hecho un esfuerzo enorme, y además, una vez que entró
a la universidad ya no tiene más ayuda y debe salvar sus exámenes igual que
cualquiera.
También se
plantea que en realidad el problema está en la secundaria brasileña, que
sería terrible para cualquier pobre.
- El sistema educativo brasileño es muy
perverso. La mejor educación terciaria es la pública, que es gratuita. La peor
es la privada y paga. Pero para acceder a la publica hay que dar un examen muy difícil,
el vestibular. Para aprobarlo hay que prepararse muy seriamente y eso es
costoso. Entonces quienes tienen mayores ingresos tienen muchas más probabilidad
de acceder a la universidad pública. Hasta hace poco tiempo las personas de menores
ingresos tenían que estudiar en universidades privadas y las de mayores
ingresos en las gratuitas. Las políticas afirmativas corrigen esto porque garantizan
cierta cantidad de puestos en la enseñanza pública para los afrobrasileños. En
el caso uruguayo no hay examen de ingreso
así que no tendría mucho sentido establecer cuotas de ingreso. Si debería pensarse
establecer criterios afirmativos en el sistema de becas. La Universidad tendría
algún espacio para aplicar políticas afirmativas con relación a los
afrouruguayos.
- Parece Haber un ataque
formidable contra estas políticas en
particular y contra el multiculturalismo en general. Recientemente el primer ministro británico, David
Cameron, y la canciller alemana, Angela Merkel, han dado por muerto el multiculturalismo
europeo. ¿Hay alguna evidencia detrás de tales declaraciones o son exprosiones
de deseo?
- El multiculturalismo recibe críticas por
todos lados. En Europa el gran problema es el islam. Casi todos los países europeos
han visto cambiar su demografía y su composición social por la llegada de los árabes,
y esto genera grandes incertidumbres, temores, celos, resquemores y a veces
incluso xenofobia, pero también genera beneplácito y celebración de la diversidad
y el cambio. El problema se agudiza a cuando
aparece la islamofobia, como en los atentados de Noruega del pasado 22 de
julio. El principal motivo del terrorista era frenar la expansión del
multiculturalismo en Noruega. Sin embargo los jóvenes noruegos entrevistados
después del atentado ratificaron su deseo de vivir en una sociedad diversa. Pero claro,
también aparece gente que sostiene que el atentado demuestra que el
multiculturalismo falló. Así aparecen Cameron y Merkel, y en Francia
toma fuerza la hija de Le Pen.
Ya
antes, en 2001. Giovarmi Sartori escribió La
sociedad multiétnica, criticando
al multiculturalismo, señalando que los
musulmanes tenían problemas de integración y argumentando que Europa había
sido demasiado tolerante con ellos y que entonces había que exigirles que se asimilaran
mas a la idiosincrasia europea, fuera esta la que fuere.
Lo
único que el multiculturalismo intenta hacer es establecer ideas y marcos para
que personas pertenecientes a distintas culturas puedan convivir, no apenas tolerarse, sino enriquecerse, integrarse, no
apenas tolerarse. ¿Que se propone para sustituirlo? La vieja teoría de la
asimilación: que los inmigrantes que lleguen abandonen
su mochila
cultural al pasar la frontero. Suena autoritario. Suena a violar ciertos derechos
que tienen que ver con la
identidad cultural de las personas. La otra
estrategia sería la segregación, lo que tampoco suena muy bien. La única
manera de gestionar esta diversidad, llámesele como se le llame, interculturalismo, multiculturalismo, debe
estar basada en el respeto. No pedirle al inmigrante que deje de ser quien es
para convenirse en algo que no podrá ser.
¿Hay
que exigir cierta reciprocidad? Si, creo que es razonable que quien llega a un
país valore sus virtudes, aprenda su idioma. sea respetuoso de aquellas cosas que
son importantes para la comunidad donde se está
insertando.
Tiene que haber una acomodación. Debe haber reciprocidad entre el inmigrante, la
población del país al que llega y las instituciones que hacen ese puente.
- ¿En Bolivia, en aplicación de la
nueva Constitución que consagra el carácter
multiétnico y multicultural del Estado habría comunidades indígenas que erarían aplicando prácticas contrarias a los derechos
humanos.
- Bolivia es un caso interesante. En América
Latina en general Se habla de interculturalidad. Se suele sostener que el
multiculturalisrno promueve la formación de islas culturales en lugar de
integrar. Yo discrepo con estas críticas, pero más allá de eso, en Bolivia
tenemos el problema de que dentro del movimiento indígena hay distintas
posiciones. Simplificando: hay una posición moderada representada por Morales,
que ha continuado avanzando en el otorgamiento de derechos a las comunidades indígenas.
La nueva Constitución establece el derecho de los indígenas a educarse en su
lengua nativa, a la propiedad colectiva de la tierra, a resolver los conflictos
según sus usos y costumbres, etcétera. Pero hay un sector
mucho más radical que yo identifico con el líder aymara Felipe Quispe. Yo creo
que es Morales quien más se acerca a una posición interculturalista. Diría que
el ala más radical esta fuera de esto. Su objetivo es la secesión. Crear un nuevo
Estado indígena, la República de Quillosulyo, con gente de Perú y Bolivia,
redefiniendo fronteras, algo que me parece completamente inviable. Esto está asociado a una sociedad sin mercado, no
capitalista, o una recuperación radical de la simbología indígena y a prácticas
de resolución de conflictos reñidas con los derechos humanos que la Constitución
boliviana garantiza. Hubo casos de linchamiento de corruptos, muertes de ladrones
de ovejas. amputaciones, lapidaciones, aduciendo tradiciones ancestrales. En estos
casos extremos no hay duda de que estas prácticas están en contradicción con
los derechos humanos, pero hay casos más grises que hacen necesario concatenar estos derechos con el de mantener los usos
y costumbres de las comunidades. Es un
desafío interesantísimo.
- S1avoj Zizek ha dicho que el multiculturalismo ha abandonado la crítica del
capitalismo. y hay autores que incluso
asocian mulliculturalismo y neoliberalismo.
- Creo que Zizek sufre de infantilismo
de izquierda y de generar teoría desde Europa y desde una posición
privilegiada. Hay grandes espacios para darle un rostro más humano al
capitalismo. Que las políticas sociales brasileñas
hayan
logrado sacar a 40 millones de personas de la pobreza es para ml un logro
extraordinario. Zizek diría que eso es asistencialismo, que no transforma la realidad. Yo creo que si transformó
la realidad de esos 40 millones de personas. Para el caso del multiculturalismo
la argurnentación es similar. Las normas multiculturalistas no transforman el capitalismo
pero transforman la vida de las personas. Hace 30 años un indígena no podía
entrar a la plaza de La Paz. Hoy entra y con orgullo. Sigue habiendo problemas de
rcdistribución, pero hay avances significativos. Se puede ir cambiando la realidad
sin cambiar "estructuralmente" el sistema. Proponer ese cambio "estructural'' me suena como la República
de Quillasuyo.
- Se aduce que
el esfuerzo empleado en políticos afirmativas sería mejor utilizarlo en luchar por políticas
universales para superar la pobreza y que aquellas terminan forjando una
sociedad de minorías enfrentadas entre sí,
en vez de desarrollar un concepto abarcativo,
como era la clase.
- Las teorías sobre la
sociedad latinoamericana fueron en
general interpretaciones de teorías fundamentalmente europeas. El concepto
de clase viene de allí. En Europa fue un concepto muy importante, palpable. América
Latina tuvo una historia completamente diferente. Tuvimos y tenemos enormes poblaciones indígenas y negras, pero a la
raza nunca se la atendió. Sc pensó que haciendo políticas universales, pensando
desde un concepto de clase, lo otro se corregiría solo. Pero ni se corrige solo
ni ha funcionado demasiado bien la interpretación a través de la clase. A partir
de 1992, con la polémica celebración de
los 500 años del descubrimiento, hay un conjunto de
personas que vienen desarrollando pensamiento y políticas desde la idea de
descolonizaci6n y plantean que hay que prestarle la atención necesaria al tema
de la raza. El Che llegó a Bolivia con el tema de la clase. Ni siquiera hablaba
quechua o aymara. No podía haber
sintonía alguna con las comunidades indígenas. No es casualidad que el
movimiento indígena boliviano haya conquistado cuotas de poder cuando entró en
sintonía con su propio lenguaje. Lo que importa ahí es la raza, no la clase. No
quiere decir que el tema de la clase no siga teniendo importancia.
* El rapeo de
Santullo puede oírse en hup://www.montevideo.com.uy/uc_sntullo_18274_l.html El
de Scagliola en http://soundcloud.c:m/andr-s-scagliola/respuesta-afirmativa.
** La mayoría de las personas son otras personas. Estuario, Montevideo, 2012.
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