sábado, 8 de junio de 2013

Acerca de la razón, la moral y la violencia

  Hace cerca de dos meses, Gabriel Delacoste publicó una nota en la que comenta a otra nota (o algo así[1]) en la que un tipo rapea una serie de cosas, que no pueden ser denominadas argumento, en contra de la violencia y la defensa, mediante la violencia coactiva o cohersitiva, de valores morales. No voy a esgrimir un argumento en defensa de Delacoste ya que creo que él lo hizo bastante bien en su nota, pero si voy a discutir sobre algunos aspectos en los que creo que el señor Santullo ha hecho gala de su progresismo naif y burgués, y juro que esto no tiene nada que ver con ningún artículo anterior.

La razón y la sinrazón

Al comienzo de la nota, Santullo plantea lo siguiente:
"Una característica bastante evidente de los debates mediáticos mas recientes es la inmediata aparición de la reacción pasional como argumento como elemento de peso y sobre todo como autoridad moral que se levanta, total, por encima de datos, razones, otros argumentos y otras opiniones y que anula con su propia esencia la posibilidad de dialogar y eventualmente convivir con la diferencia"[2].
El sueño de la razón produce monstruos - Goya
  Santullo comienza con una crítica a la acción emocional, a la reivindicación en primera persona, inicialmente la plantea en el marco de algunas reivindicaciones bastante estúpidas y acierta en la crítica a la indignación fácil que tanto le está brotando a los uruguayos[3]. Hasta ahí podríamos bancarle la crítica.
  Pero esa mirada tiene un segundo filo que es el que más me preocupa. Santulo está escribiendo (o rapeando) desde una posición en la que lo hemos visto varias veces, la posición del observador imparcial, desde el lugar de alguien que está por fuera de las posturas contrapuestas y en conflicto, de alguien que, mediante la razón, juzga a ambos bandos sin una mácula. Santullo pretende ser, entonces, un sujeto ético Kantiano ideal, un sujeto antidialéctico, con una pretensión ética tan universal que no pueda ser contrastada con ningún aspecto del mundo empírico y como tal (siguiendo a Hegel), plausible de legitimar mediante una abstracción radical cualquier principio particular.
  Santullo adopta (calculo que sin darse cuenta) la lógica Kantiana del imperativo categórico (un enunciado moral de valor universal) al postular que la no-violencia y la racionalidad son un mandato moral universal sin plantearse en ningún momento discutir qué son la no-violencia y la racionalidad. Pero, retomando a Hegel (y también a Aristóteles), esos propios conceptos no son sino definiciones enmarcadas en un contexto social, podríamos decir que son objetivaciones universalistas de definiciones particulares.
  Entonces, Santullo acepta conceptos de no-violencia y racionalidad particulares y propios de una lógica bien empírica, los universaliza y luego, desde una pretensión ética universal, juzga a quienes adoptan una postura y luchan por defenderla.

Mayorías y minorías morales
  En otro momento, Santullo dice que parece estar surgiendo una nueva mayoría moral:
Y cuidado con que a alguien le diera por comentar algo que no estuviera encuadrado dentro de lo que la nueva mayoría moral consideraba correcto y justo. Una "mayoría" que, convengamos, no es tal si no solo el grupo de personas que tiene acceso a los medios al estado, a formar opinión publica, en definitiva, cercanía o acceso al poder.
  En primer lugar debo felicitar a Santullo por darse cuenta que los grandes valores morales de las sociedades no son sino los valores morales propios de minorías que "tiene {n} acceso a los medios del estado, a formar opinión pública, en definitiva, cercanía o acceso al poder". Claro Santullo, eso es lo que se llama ejercicio de la hegemonía, la imposición consensuada de los conjuntos de valores de los sectores dominantes en los dominados mediante los órganos de la hegemonía (Gramsci) o Aparatos ideológicos del estado (Althusser), generalmente órganos legalmente privados pero que pertenecen a un aparataje claramente vinculado con el poder social. Claro, de lo que no se da cuenta Santullo es que, así como Andrés Scagliola o Victoria Rodríguez, él mismo es parte de esos órganos de la hegemonía, él es un personaje que debido a cierto capital social (ya que sus cualidades como sociólogo no han de ser la razón) accedió a una columna en uno de los principales portales del Uruguay y que desde allí discute con otros miembros de la misma intelectualidad orgánica del capitalismo progre.
Vean The People vs. Larry Flynt

  También considero interesante la apelación al concepto de "mayoría moral", la mayoría moral fue un movimiento protestante, conservador y de derecha que consideraba que prácticas como la homosexualidad o el sexo fuera del matrimonio eran prácticas contrarias a la voluntad de Dios.
  Y es que realmente los grupos de militantes por los llamados "nuevos derechos" son un grupo de presión que, en defensa de ciertos valores morales desvinculados de la filosofía política y, aprovechando su cercanía estratégica, presionan al poder político y gubernamental para que se instauren nuevas normas y a la sociedad para que acepte nuevos valores.
  En ese sentido tiene razón Santullo cuando dice que:
Supongo que una de las razones para que la "autoridad moral" sea considerada el argumento final, es decir, el que exime de razonar las situaciones, sea lo fácil que es acceder a ella: cualquiera puede indignarse y tomar partido, cualquiera puede golpearse el pecho y declararse malherido por un acto que cree injusto.
  Pero su posición no es menos fácil, la suya es la posición de la doxa[4], la del sentido común conservador, ese sentido común que fluye por las sociedades como una baho de conformismo autocomplaciente según el cual hay que defender los derechos de la mayoría silenciosa, que se indigna cuando los trabajadores paran pero no de las condiciones laborales, que se indigna de las malas políticas sociales pero no de las condiciones materiales de existencia que llevan a la exclusión[5], la misma mayoría silenciosa que grita "que se vayan todos" cuando un gobierno particular (y no toda la política) derrumba al país con políticas económicas nefastas pero que, cuando en la cresta de la onda monetarista puede enroscarse en la ola de consumo que volverá a llevar a la crisis, manda a callar a quienes dicen que esta rosca va a generar una nueva crisis.

Sobre la violencia justa y la no-violencia cómplice

  Pero el núcleo duro de la argumentación está sobre el final, cuando empieza a hablar acerca de la muerte de Hugo Chávez:
Y finalmente ante la muerte del presidente venezolano Hugo Chávez hizo su aparición un nuevo escalón: la reivindicación directa de la "violencia" de los buenos. A saber, que la idea de que apretar, escrachar o si se tercia, asesinar a unos cuantos vecinos no solo es deseable y necesaria si no que debe hacerse con orgullo, mostrando nombre y apellido ya que esa violencia es "justa" y esos vecinos, seguramente, se lo tienen merecido. Es decir, si el capitalismo es tan malo que produce monstruos anónimos como "el mercado" entonces es justo que nosotros, los revolucionarios (y Chávez habría sido "el primero de nosotros"), impulsemos nuestros propios monstruos, llevados en andas por la "necesidad de la historia" o alguna otra tontería ideológica pseudo científica, igualmente imposible de contrastar pero, eso si, de color rojo sangre y muy emocional.
  Pues aquí la cosa se torna más complicada ya que Santullo pasa de ser un progre pedorro a un gorila dinosauresco.

Violentos y violencia

  Chávez fue el presidente que más elecciones ganó en la historia de las democracias liberales burguesas, y no incluyo los plebiscitos constitucionales, me refiero a todas las veces que ganó las elecciones presidenciales o los plebiscitos revocatorios por lo que no viene a lugar ninguna crítica que se le pueda hacer en tanto totalitarismo que no le caiga también a cualquier otro presidente elegido mediante mecanismos semejantes (incluido el nuestro).
  Tampoco nunca mató o mandó matar a nadie, se mantuvo siempre opuesto a la pena de muerte y, contrariamente a lo que parece sugerir Santullo, tampoco ha obrado nunca con una violencia ajena a sus funciones presidenciales, y si Santullo considera que la violencia que ejerció en cumplimiento con sus obligaciones es mancha suficiente para considerarlo un violento, entonces debería denunciar a todos los presidentes, legisladores y jerarcas de cualquier tipo del mundo. Ejercer un cargo estatal es, en una gran medida, ejercer algún tipo de violencia, sea esta "apretar, escrachar o si se tercia, asesinar" y si a Santullo eso no le gusta pues entonces debería, como bien dice Delacoste, hacerse anarquista o asceta cristiano, y ninguna de esas dos cosas se hacen desde un púlpito virtual de periodismo progre o un proyecto musical para chetos.
  Ante la evidente falacia del comienzo del párrafo bien podríamos, simplemente, dejar de leer, pero no, sigamos leyendo y veamos qué más nos trae este muchacho.

Chávez y la violencia en Venezuela

  Es verdad que Chávez intentó dar un golpe de estado para derrocar a uno de los tantos malos presidentes que han gobernado Venezuela, Carlos Andrés Pérez, quien en los setenta había sido un presidente desarrollista y que vuelve a fin de los ochenta totalmente convertido en adalid de las políticas neoliberales. Además de sus nefastas medidas macroeconómicas, Pérez fue quien comandó a sus fuerzas armadas en el llamado Caracazo donde las fuerzas militares estatales mataron a cerca de trescientas personas que se manifestaban en contra del gobierno.
  Por lo tanto, Chávez intentó dar un golpe de estado para derrocar a un presidente que perfectamente podría ser llamado asesino, por lo que su acto bien podría ser considerado una acción humanitaria antiviolencia, si además tenemos en cuenta que el golpe solo tuvo víctimas militares (las fuentes cercanas a Pérez indican que son catorce pero esto nunca se aclaró) y que, ante la derrota en la capital, Chávez mandó a quienes segían combatiendo en el interior que dejaran de hacerlo, podríamos decir que el suyo fue un golpe bastante civilizado.

  Luego de eso Chávez utilizó las leyes votadas en el parlamento y respaldadas por los votantes para expropiar (con pago compensatorio) empresas o emprendimientos que habían sido privatizados o concedidos de manera fraudulenta o que eran valiosos recursos que los capitales mantenían improductivos, tal fue el caso de unos tres millones de hectáreas de latifundios, varios procesadores de crudo de compañías estadounidenses o europeas, varias instituciones financieras que no reinvertían dividendos en financiación de proyectos productivos en el país, la principal empresa de telecomunicaciones del país, las principales compañías de electricidad y varias industrias pesadas que estaban siendo desmanteladas.
  Todo eso Chávez lo hizo con el expreso propósito de redireccionar la economía a direcciones menos violentas, y es que el mercado (ese monstruo denunciado pero tolerado por Santullo) había llevado a la mitad de los venezolanos a la pobreza y a un quinto a la extrema pobreza y, si bien es cierto que su política económica no fue realmente socialista, logró realmente mejorar los indicadores sociales y sobre todo las condiciones de vida de los venezolanos, es decir, combatió la violencia del capital.

  Chávez también cerró algunos medios masivos, medios que, además de utilizar un recurso patrimonio de la humanidad y administrado por los estados mediante licencias (que como en Uruguay son precarias y permanentes), habían participado directamente en un golpe de estado contra su gobierno. Sin contar claro que estos medios (al igual que los nuestros) consideran que las ondas radioeléctricas que usufructan como peremisarios les pertenecen, tal vez ahí Santullo haya visto violencia, y claro que la hay, hay una violencia orientada al castigo a la desviación de la conducta establecida socialmente, tal como la violencia que se produce cuando un asesino es llevado a la carcel. Así que en realidad, lo que hizo Chavez no fue sino el ejercicio activo de las potestades y obligaciones para las que un presidente está constitucionalmente designado. Otra vez, si a Santullo le molesta Chavez que se queje de las democracias del mundo.

La violencia y su legitimación

  Y si agluna vez Chávez, o algún otro, ha utilizado la violencia (en cualquiera de sus formas), la clave no es mirarlo desde una perspectiva universalista, desde una mirada de "imperativos categóricos", sino desde una mirada pragmática.
  La vida en sociedad es violenta, eso que se llamó contrato social no es sino un conjunto de acuardos restrictivos que castigan cualquier desvío con violencia, en muchos casos física. Las leyes y los propios acuerdos no formales de convivencia no son sino marcos restrictivos que me impiden hacer ciertas cosas que puedo querer hacer con el objetivo de hacer posible la convivencia y evitar que ante cualquier contraposición de intereses me termine agarrando a las piñas con el vecino. Por lo tanto, vivir en sociedad no es sino una restricción de nuestras libertades individuales, condición necesaria para la convivencia.
  Si a su vez el estado no es más que otro acuerdo que realizamos para delegar en una institución consensuada el monopolio del uso de la fuerza, entonces la vida en sociedad no es sino la renuncia a ciertas libertades individuales y la cesión del derecho al uso de la fuerza a una institución colectiva con el fin de posibilitar la vida en colectivo en el marco de sociedades heterogeneas que, de otro modo, estarían condenadas a la constante lucha, en muchos casos violenta, para decidir cada acción social que no fuera consensuada[6].
  De esta manera, la única forma del ser humano de vivir en un marco de no violencia es convertirse en un asceta que viva alejado de la sociedad. Pero no creo que Santullo se refiera a esto con "no-violencia", creo que más bien está adoptando una definición de "no-violencia" heredera de la tradición liberal según la cual solo es violencia aquello que atente contra el status quo de una sociedad mientras que la violencia ya establecida no es sino el normal funcionamiento armónico y estable de la sociedad.

La violencia justa y necesaria

  Pero además, Santullo se olvida de que cualquier logro social de la humanidad, desde la independencia de los países latinamericanos hasta el matrimonio igualitario, se logró mediante el apriete, el escrache o la violencia física (equivalente al mal uso que Santullo hace del término "asesinar"). Santullo se olvida que en todo cambio social hay un grupo que se resiste a los cambios (en muchos casos los mismos que provocaron los cambios anteriores) y que están dispuestos a ciertos niveles de violencia para defender su statu quo, y que ante esta resistencia natural de las sociedades, los que lideran la corriente reformista o revolucionaria pueden o bien asumir su incapacidad histórica para generar los cambios o bien ejercer algún nivel de violencia, sea esta presionar o hacer lobby con parlamentarios y dirigentes de algunos sectores partidarios para que aprueban una ley o bien tomar las armas y luchar contra aquel al que consideren opresor.
  Oponerse a esta violencia reformadora o revolucionaria no es sino defender la violencia conservadora del statu quo, y defender el statu quo democrático liberal por encima de las necesidades fisiológicas y sociales del ser humano[7] es, disculpe King Kong, de gorila.

La necesidad histórica y la pseudociencia

  No me extraña que Santullo no sea marxista, más aun, me extrañaría que lo fuera. Por eso no me parece raro que coloque al concepto de "necesidads histórica" como "tontería ideológica pseudo científica, (...) imposible de contrastar pero, eso si, de color rojo sangre y muy emocional".  Pero si discutiré sus conceptos de "tontería", "ideología" y "pseudociencia" que Santullo propone como elementos negativos.
  Primero, la RAE define tontería de la siguiente manera: "1. f. Cualidad de tonto. 2. f. Dicho o hecho tonto. 3. f. Dicho o hecho sin importancia. 4. f. Cosa de poca entidad o importancia." El caracter recursivo de las dos primera asepciones nos dirige directamente a las otras dos. Por lo que se ve, Santullo considera que la eliminación de la lógica del capital y sus consecuencias (exclusión como consecuencia de la acumulación, producción devastadora de los recursos naturales, etc), que él mismo acepta que existen, es una cosa de poca importancia, al parecer, la preservación de la vida en la tierra (condenada a desaparecer en los próximos siglo si se mantiene la actual estructura productiva y energética) es un asunto de poca importancia. Pues lo que pasa, es que la eliminación del capitalismo no es necesaria por un orden teleológico de la historia que orienta los actos humanos y sociales a un orden definitvo sino por que de lo contrario no habrá más humanidad.
  Por otro lado, desde la definición de ideología que utiliza Santullo, la necesidad histórica es ideológica, pero no lo son menos la democracia liberal, la selección uruguaya o sus concepto de no-violencia, con la única diferencia de que la necesidad histórica es explícitamente un concepto ideológico mientras que la democracia liberal burgesa y la libertad defendida por él es solo una de las posibles libertades (todas definidas ideológicamente) y los conceptos supuestamente científicos de las ciencias sociales (desarrollo, inflación, multiculturalismo) también lo son, pero se presentan como si fueran verdades ónticas.
  Finalmente, Santullo refiere a la pseudociencia, pero en sí todas las ciencias sociales son epistemológicamente pseudocientíficas por varias razones, más adelante trabajaré sobre esto pero una de ellas es que son disciplinas donde no existe una base axiológica definida y consensuada sino que existen varios paradigmas en conflicto. La diferencia entre Delacoste y Santullo es que Delacoste sabe que el materialismo histórico es una forma de entender la sociedad mientras que Santullo no se da cuenta que el estructural-funcionalismo al que la academia suele denominar "científico" no es más exacto que los otros modelos explicativos, de hecho, la demostración estadística contradice la Relación de Incertidumbre de Heisenberg ya que coloca en la observación "objetiva" todo el peso de la demostración sin tener en cuenta que la construcción de las herramientas, la medición y el posterior análisis de los datos construyen en gran medida el objeto estudiado.

A modo de conclusión, Santullo y la fiesta

   Entonces, así como Santullo denuncia el apasionamiento que se adueña de la política, bien podríamos denunciar su frigidez, su incapacidad para comprometerse políticamente. Pero claro que esta denuncia no debe ser entendida en tanto acto de defensa de la acción iracional sino en tanto que defensa de la acción comprometida en contra de una supuesta objetividad y equidistancia que no es más que la consecuencia natural de la genuflexia epistemológica tan afín a los profesionales de la tecnocracia, genuflexia epistemológica que lleva a pensar que aquellas condiciones que están dadas actualmente son naturales y necesarias y por este statu quo conceptual se justifica la defensa irrestricta de las actuales condiciones objetivas, sean cuales sean sus consecuencias sociales.
   Y esa frigidez, ese estancamiento conceptual de la vida social con su implícita legitimación de la objetividad de juicio (por cierto, una ptraña) es la principal arma contrarrevolucionaria, pues a fín de cuentas, "las revoluciones proletarias serán fiestas o no serán, porque la vida misma que anuncian será creada bajo el signo de la fiesta. El juego es la racionalidad última de esta fiesta; susúnicas reglas, vivir sin tiempo muerto  gozar sin límites."[8]



Notas
[1] Pareciera que Santullo (al igual que los posproductores de Prohibido pensar) creen que la gente no se va a interesar por un hilo conceptual y por eso hace un rapeo, bastante mediocre por cierto. Algún día tal vez haga una nota sobre esto desde una perspectiva McLuhaniana.
[2] Por razones éticas y estéticas citaré a Santullo en prosa y no en ese paupérrimo verso en que publica.
[3] Ya hice una mensión a esto en este artículo.
[4] Este planteo de la mirada dóxica me lo hizo ver luliexperiment.
[5] En ese sentido me parece sumamente patente el caracter de clase media conservadora que se ve en el enunciado "Ya ahí la pasión, la superioridad moral que se le supone a la "bondad" de la medida le pasó completamente por arriba a los argumentos, al debate franco y honesto que recordaba que en lo publico el trabajador existe para el puesto y no al revés" donde se ve una mirada sobre el funcionariado público tan conservadora que marea.
[6] Baste con recordar lo que pasó en los balcanes cuando el consenso alrededor de la Yugoslavia de Tito se disolvió y la paz que habían mantenido durante años naciones que se habían peleado durante miles de años terminó.
[7] Prefiero este término al de "derechos humanos", el concepto de derechos humanos es heredero de la tradición burguesa e implica una dimensión de posibilidad, es posible que un humano tenga estos derechos pero no es necesario. La idea de necesidad implica que sin ellas el ser humano no es tal por lo que, mientras la idea de derechos humanos implica una cuestión legal, la de necesidades implica una cuestión ontológica.
[8] Guy Debord, Sobre la miseria estudiantil.

1 comentario:

  1. Hola Director. Sigue muy bueno tu blog.
    lo que me parece que esta demasiado intelectual yo se que no escribis para el común de la gente pero los articulos son muy interesantes pero se pierde un poco la idea en tanta literatura. Che hacete un facebook del blog para tener mas lectores vale la pena. un abrazo

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